Motivación de logro

La motivación es uno de los temas más estudiados en psicología. De hecho, existe una asignatura dentro de la carrera llamada “psicología de la motivación”. La llamada “motivación de logro” se refiere a los motivos por los que un deportista quiere alcanzar determinada meta, que puede estar relacionada con uno mismo y/o en referencia a los demás. Es decir, el objetivo en una prueba puede consistir en conseguir un determinado rendimiento que sólo depende de uno mismo, sin pensar en lo que puedan hacer otros, o, por el contrario, en superar a x personas, independientemente de si con ello consigues mejorar tu marca personal. Según la personalidad del deportista, su motivación, la mayoría de las veces, estará enfocada hacia una u otra meta, pero también cuentan las circunstancias. Vamos a verlo.  

Competir contra los demás 

En el artículo del nº 31 de Pedalier expuse un claro ejemplo de cicloturista cuya motivación principal era la de quedar por delante de los demás, y era quien comentaba que, en la QH, sus compañeros “se quedaron atrás, qué gusto”. Es lo que Nichols definiría como motivación orientada al yo, que se da en aquellas personas que no tienen bastante con la mejora personal en su deporte, sino que necesitan medirse con otros. Está orientada a uno mismo porque la referencia es la propia persona en relación a otros. El hecho de querer mejorar el tiempo, para estas personas, supone más un paso para conseguir ser “el mejor del club”, que un fin en sí mismo.    

La base de tener como prioritaria un tipo de motivación de logro u otro depende de las atribuciones que la persona hace al éxito o al fracaso. Si se considera que el éxito es conseguir dejar atrás a los demás, quitarles las pegatinas al adelantarlos o mostrar más valor en un descenso, la persona buscará conseguir este tipo de objetivo. Lo mismo ocurre si considera que un fracaso es llegar el último aunque te hayas esforzado al máximo y hayas conseguido mejorar tu marca anterior. En estudios psicológicos realizados con escolares, presentaban motivación orientada al yo aquéllos que consideraban que el triunfo académico viene dado por ser inteligente, tratar de superar a los otros estudiantes, y saber cómo impresionar al profesor. 

Esta motivación es más rápida de adquirir porque la referencia es muy fácil de ver, la tienes ahí al lado, en el que está dando pedales. El peligro que tiene es que no está realmente bajo el control de la persona, sino que depende de cómo estén los demás. Puedes creerte el rey del mambo porque has quedado el mejor de tu club en una marcha pero igual resulta que algunos de tus compañeros no han querido disputarla. Con estas premisas, te sientes el nuevo “boss” y en la etapa reina del club pegas un palo en el puerto más duro. Entonces los que creías que eran inferiores a ti responden, te alcanzan, te dejan tirado como a una colilla y entonces… hala, a prepararse mejor para la próxima.  

Competir contra uno mismo 

Otras personas tenían como objetivo hacer mejor tiempo en la QH, y podían ir con sus compañeros o solos, pero no competían contra nadie, en todo caso contra sí mismos. En ese caso estaríamos hablando, nombrando de nuevo a Nichols, de motivación orientada a la tarea, que ocurre cuando el deportista mide su éxito en función de la mejora en lo que está realizando, independientemente de lo que hagan los demás. Quienes tienen como prioritaria esta orientación no estarán preocupados por la jerarquía que tienen dentro de su club, sino en cuánto aumentan su media o rebajan su tiempo en una marcha, sin tener en cuenta el resultado de sus compañeros. Al contrario que ocurre con los que están orientados al yo, tomarán a otros deportistas como indicativo para saber si van bien, respondiendo en su caso a algún pique para incrementar su ritmo, pero no teniendo como fin en sí superar a otros, sino mejorar su propia marca.  

Las atribuciones que hace una persona cuya motivación se orienta principalmente a la tarea es que el éxito depende del esfuerzo, capacidad de sacrificio, etc., y el fracaso es no conseguir progresar o aprender cosas nuevas. En el estudio con los escolares, presentaban motivación orientada a la tarea aquellos que pensaban que el triunfo en la escuela proviene del trabajo duro, la cooperación, el interés, y en intentar comprender en lugar de memorizar.   

Este tipo de motivación está más controlado por el individuo, puesto que depende de sí mismo, pero también implica mayor esfuerzo mental, ya que la referencia no está “a la vista” sino en el propio conocimiento de tus aptitudes, marcas anteriores, etc. El peligro es que cuando “le has cogido el gusto” la placentera sensación de tener todo bajo control puede llevarte a la obsesión e ir con el ordenador a todas partes planificando cada kilómetro, vigilando constantemente el pulsómetro, controlando cada caloría de la dieta, etc.  

Las circunstancias 

Como parte de nosotros nos viene de nacimiento y otra parte la vamos adquiriendo y va cambiando en función de lo que vamos viviendo, también ocurre que la motivación va a variar en función de las circunstancias. En una marcha, por ejemplo, cuando ves a alguien que está andando como tú y de repente sube el ritmo, puede que quieras medirte e intentar aguantarle, aunque a priori no tuvieras pensado seguir a nadie. La referencia en el deporte aumenta la motivación, estás viendo de cerca lo que quieres conseguir y vas a por ello. Las emociones se disparan cuando en vivo y en directo estás contemplando el modelo a seguir, porque, aunque tengas una imaginación muy viva y en tu mente seas capaz de verte como Indurain, esa imagen es difusa y no percibes los detalles ni las sensaciones. 

Por otro lado, muchas personas en el momento en que están “cara a la galería”, que saben que pueden ser evaluados o que su ejemplo puede ser seguido por otros, se sienten obligados a dar lo mejor de sí mismos. En la cima de un puerto en una marcha donde hay muchos familiares animando, puede motivarte no decepcionarlos y sentirte espoleado por sus gritos de ánimo. Lo mismo ocurre con un padre cuyo hijo adolescente está empezando a andar a buen nivel y quiere que progrese más aún: se esforzará para tirar de él en un llano, por marcarle el ritmo en la subida a un puerto o por hacerle la trazada de una curva en un descenso. Un ejemplo más sería aquellos clubes donde hay una norma no explícita de pleitesía hacia los que andan más, a los que se admira y venera mientras que a los que van más despacio se les mira con cierto menosprecio. Los que están en este tipo de club tenderán a la motivación orientada al yo (o se irán a otro…). 

¿Y cómo soy yo? 

Por último, para que os ayude a conoceros un poco mejor, os dejo algunos ítems de un cuestionario, el TEOSQ (Nichols y Duda). La primera columna recoge las frases relacionadas con la motivación orientada a la tarea, y la segunda con la motivación orientada al yo. Pensad en cuándo os sentís más realizados montando en bici y elegid las frases que más os definan, la columna de la que cojáis más frases os indicará cuál es vuestra orientación predominante.  

Me siento más realizado en el deporte cuando… 

Orientación a la tarea Orientación al yo 
Aprendo una nueva destreza y ello me hace practicar más Soy el único que puede realizar la destreza 
Aprendo algo divertido de hacer Puedo hacerlo mejor que mis compañeros 
Aprendo una nueva destreza entrenando duro Los demás no pueden hacerlo tan bien como yo 
Trabajo realmente duro Otros abandonan y yo no 
Aprendo algo y me hace que desee practicarlo más Yo soy el que mejor tiempo hace o mejor quedo en la clasificación. 
Lo hago lo mejor que puedo Soy el mejor 
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